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lunes, 26 de abril de 2010

LO QUE ENSEÑA LA BIBLIA SOBRELA BEBIDA ALCOHOLICA-Parte 8

Estudio del Pastor Stanley Templenton


 

Como Puedes Aplicar lo que la Palabra de Dios Manda.

Haz un pacto con Dios que bajo ninguna circunstancia tomarás una bebida alcohólica. Pide a Dios que te ayude a guardar tu pacto. Habrán ocaciones que algunos te presionarán a tomar.


 

Prepárate para sufrir. Debes estar dispuesto a sufrir porque muchos no entenderán tu creencia ni lo que haces para obedecer a Dios. Tu vida les molestará porque no les acompañas en su mismo modo de vida desenfrenada (1 Pedro 4.3-5). Pueden amargarse mucho y pensar que te crees superior a ellos. Pero mantente fiel porque Dios te honrará. Alguno de tus mejores amigos pueden burlarse o tratarán de convencerte diciendo: "Si no tomas conmigo, no eres mi amigo." O alzan su voz para avergonzarte frente a todos gritando: "¡Miren al evangélico! te crees santo, ¿no?"


 

No critiques o menosprecies a otros que toman bebidas alcohólicas o discrepan con tu convicción. Si menospreciamos a otros, estamos pecando y no somos de edificación a nadie ni tampoco glorificamos a Dios. A la vez si menospreciamos a otros y nos creemos superiores a ellos, caemos en el pecado del orgullo. Eso es peor que la bebida misma.


 

No pierdas tu amor para con los que te provocan y menosprecian. Ellos necesitan un amigo verdadero y quizá te amenacen diciendo: Si no tomas no eres mi amigo. Lo que necesitan es un verdadero amigo. Un día necesitarán ayuda y tu puedes ser la persona que van a buscar y te sorprenderás al ver que te estimaban, aún cuando ellos mismos te hicieron la vida imposible.


 

Prepárate especialmente para ciertos momentos que ofrecen más tentación. Hay eventos cuando la bebida corre como agua y el mundo celebra tomando. Si Cristo te ha salvado de una vida de licor, debes de ponerte tu armadura espiritual para los días de alta tentación. Todos debemos estar preparados especialmente para los momentos como:

  • Navidad.
  • Año nuevo.
  • Fiestas y compromisos.
  • Feriados.
  • Cumpleaños.
  • Inauguraciones.
  • Eventos de celebración de éxitos.
  • Reuniones familiares y con amigos.


 

Evita a personas que te tientan a tomar. Si has tenido un trasfondo con el pecado del consumo de bebidas, entonces será mucho más necesario que te reunas con personas que te ayuden a vencer las tentaciones y evitar circunstancias y personas que te dañan.


 

Lo Que Puedes Hacer Cuando Alguien Te Invita a Tomar.

Agradece sinceramente a los que te invitan a tomar. En la mayoría de los casos, las personas lo hacen con buenas intenciones y no para tentarte, hacerte quedar mal, o presionarte. Te invitan con el sincero deseo de ser cortés, ser buen anfitrión y agradarte. Por supuesto hay excepciones pero, muchas personas que te ofrecen licor no saben de tu convicción y, beber cerveza o licor es algo tan común que ni se imaginan que no tomas. Por eso decimos que agradezcas a la persona cuando te invita.


 

Niega claramente la invitación y pide una gaseosa u otra bebida. El creyente debe ser amable y no incomodar a la persona que le invita. Entonces una buena manera es dar una alternativa.


 

Sé honesto si te preguntan en cuanto a la razón por qué no tomas. No digas algo como:

  • "No tengo sed."
  • "Estoy mal de la garganta."
  • "Estoy resfriado."


 

Si es necesario y oportuno, explica la verdadera razón por qué no deseas esas bebidas. No tenemos que dar un discurso sobre el mal y cuán pecaminoso es tomar licor, sino amablemente explicar que no tomamos porque no queremos. No tenemos sed pues tenemos a alguien que nos llena y nos sacia. No es bueno convertir el momento en una lección anti-licor pero sí es bueno aprovechar el momento para compartir que seguimos a Cristo. La meta es compartir a Cristo; no es denunciar al licor.


 

No discutas con otros sobre el tema. Podemos conversar sobre ello y debemos responder amablemente a las preguntas sobre nuestra convicción, discutir no ayuda. El alzar la voz y perder el dominio propio es el opuesto a lo que buscamos cuando no tomamos. Si la conversación brinda más calor que luz, es tiempo de cambiar de tema. Recuerda que hay personas que les gusta pelear y discutir, es mejor evitar tales conversaciones. También recuerda que el asunto más importante es el evangelio y la meta más importante es procurar ganar a la persona para Cristo.


 

Lo Que Debemos Comprender.

A veces cuando el creyente logra tener victoria en su vida sobre algún pecado o vicio, comienza a pensar equivocadamente. Otros creyentes que no tuvieron problemas con tal pecado, pueden errar en lo que significa este logro o estilo de vida.


 

El hecho de no tomar bebidas alcohólicas no significa que somos superiores. No debemos compararnos con otros. Eso nos lleva al orgullo el cual es el peor pecado y madre de todos los demás pecados. No debemos creer por nada que somos superiores pero sí debemos creer que nuestra manera de vivir es superior.


 

El hecho de no tomar bebidas alcohólicas no significa que somos muy espirituales. La madurez espiritual involucra mucho más que no tomar licor o guardar ciertos mandamientos. La vida espiritual en esencia es actitud y espíritu no una conducta externa conformada a requisitos. A la vez pensar que somos espirituales es poner nuestra mirada en nosotros mismos en vez de Cristo. Otra vez debemos evitar el orgullo.


 

El hecho de no tomar bebidas alcohólicas no significa que tenemos la vida eterna. No somos cristianos por la moralidad que tenemos. Cumplir con la Palabra de Dios y guardar este mandamiento no quiere decir que tenemos la vida eterna. No somos salvos por la moralidad que llevamos sino que vivimos en santidad y en moralidad porque somos salvos. Muchas personas se creen seguros con Dios por la moralidad que tienen. Tal seguridad es realmente una confianza mal puesta en sus propios méritos y no en la persona y obra de Jesús, esa confianza y fe no resulta en vida eterna sino en condenación eterna. Esto nos lleva al siguiente punto que es similar.


 

El hecho de no tomar bebidas alcohólicas no significa que obtendremos la vida eterna por esa abstención. No obtenemos la vida eterna por llevar una vida moral sino por la muerte del Señor Jesucristo y el sacrificio de su vida por nosotros. No se alcanza la salvación y el perdón de pecados guardando este mandamiento de abstención de licor ni tampoco cumpliendo cualquier otro mandamiento. La moralidad no salva. Solo Jesús salva.